¿Cómo se hace para intentar explicar algo que ni uno mismo, habiendo presenciado la hazaña, no puede explicar? ¿Por dónde empezar? Tal vez lo mejor sería empezar por lo que sucedió en el primer tiempo, para comprender por qué, cuál fue el motivo que lo llevo a Flandria a estar perdiendo 4-0 hasta que llegó esa ráfaga de 4 goles en 12 minutos. Se veía, antes del comienzo del partido, un campo de juego intransitable en algunos sectores, donde la pelota no avanzaba por la cantidad de agua acumulada y por el pasto que estaba demasiado largo, lo que conspiraba contra el buen juego para ambos bandos. Pese a eso, Flandria durante el primer cuarto de hora fue el dominador del juego y pudo llegar a ponerse en ventaja con esa media vuelta de Cigno que Pombo mandó al córner o con ese fuerte remate de Montenegro que pasó cerca del palo izquierdo. Pero (una vez más) aparecieron los groseros errores defensivos, cuando con un pelotazo que parecía intrascendente dejó a Chiquilito mano a mano con Fernández, que ganó en el mano a mano pero el 9 de Comunicaciones capturó el rebote y desde un ángulo muy cerrado pudo establecer el 1-0 a los 14 minutos. Y nuevamente a remarla desde abajo. Sin ideas, Flandria iba y chocaba contra la defensa de Comu que, hasta ese momento, se mostraba bien plantada y sin fisuras, todo lo contrario a la defensa canaria, que no aprendió la lección y nuevamente, tras un pelotazo desde lejos para Chiquilito, quedó mal parada y permitió que el delantero se quite de encima la marca de Aragón y defina muy bien ante la salida de Fernández. Así, Flandria se desesperó y prácticamente no generó peligro sobre el arco de Pombo, que se mostraba muy seguro cuando se lo llamaba a intervenir. Chiquilito se mostraba intratable y generó un tiro de esquina que derivó en el tercer gol del cartero. Doble error (u horror) de la defensa de Flandria, permitiendo dos cabezazos completamente libres de marca en el área y que capitalizó, en la boca del arco, Franco Romero, que sólo tuvo que empujarla para decretar un resultado que, a esa altura y como se venían dando las cosas, parecía irremontable. Hay que decir que Comunicaciones no fue una máquina. Para nada. Tuvo cuatro situaciones de gol, de las cuales tres terminaron en el fondo de la red. Fue pura efectividad. Flandria tuvo un par de situaciones aisladas bien neutralizadas por Pombo y así finalizó el primer tiempo, con la seguridad de que lo que se iba a ver en la segunda etapa iba a ser superior a lo mostrado en los primeros 45 minutos, como sucede hace ya varios partidos.
Apariente dispuso los ingresos de Brizuela y Montero (que finalmente resultarían determinantes) y salió a defender con tres en el fondo. Y la segunda parte comenzó con un Flandria teniendo la pelota y con Comu jugando con el resultado a favor; es decir, sin arriesgar demasiado y haciendo correr el balón cuando estaba en posesión de él. De a poquito Flandria empujaba, con un muy buen aporte de el "Wally" Brizuela que le cambió la cara al conjunto de Julio Apariente. Pombo se empezaba a afianzar como una de las figuras del partido, Comunicaciones empezaba a sentirse por anticipado el ganador del encuentro y Flandria no podía descontar de ninguna manera. Rotondo estaba en una tarde para el olvido; en una misma jugada le cedió dos veces la pelota a Chiquilito, lo que derivó en una jugada con peligro a favor del local que Fernández con algo de suerte logró enviar al córner. Pero en ese córner vendría el cuarto de Comu, con un remate potente del recién ingresado, Esquiú, y partido liquidado... ¿Partido liquidado? Apariente sacó a Rotondo y mandó al campo de juego al perrito González. Cuando todos los hinchas de Flandria que se habían acercado hasta Agronomía deseaban que terminara esa tarde para el olvido, se empezaría a gestar la epopeya, la histórica remontada de Flandria, esa que ni el más optimista hincha del canario hubiera imaginado. A los 37 minutos Brizuela, demostrando la claridad que le había aportado al conjunto de Apariente desde su ingreso, mete un pase entre líneas estupendo, para que Vicente, metiendose en diagonal, eluda al arquero y, al irse abriendo y habiendo quedado ya sin ángulo para el remate, decida meter un centro preciso para Montenegro, que bajandola entre dos defensores locales defina con mucha frialdad en el mano a mano ante Pombo. Todos imaginabamos que era sólo un gol para la estadística. Que no era un gol de Montenegro para Flandria, sino que era un gol de Montenegro para Montenegro, que con ese gol se subió, junto a Luciano Lo Bianco (Sarmiento), a lo más alto de la tabla de goleadores del certamen. Pero la luz de esperanza llegó con ese remate a quemarropas de Vicente tras pase de Alejandro González, cuando sólo había pasado poco más de un minuto tras el primer descuento de Montenegro. Quedaban 6 minutos más lo que adicione Etchenique para lograr la hazaña. Comunicaciones renunció por completo al ataque, se le vinieron todos los fantasmas encima, Montero y Aragón estaban plantados decididamente de delanteros, Walter Díaz era una especie de carrilero por la izquierda y Barrientos había quedado como último hombre. Y apareció nuevamente Brizuela, para habilitar a De Porras que definió bien ante la salida de Pombo, que aún no se explica cómo hizo para sacar esa pelota que tenía destino de red y parecía convertirse ya en el 3-4. Pero De Porras capturó el rebote justo antes de que la pelota salga al córner y mandó un centro perfecto para que Aragón, con un cabezazo tecnicamente perfecto, ahora sí, ponga a Flandria a tiro del empate cuando quedaban 3 minutos para que se cumpla el tiempo reglamentario. La desesperación se apoderó de los jugadores de Comu; Vatter se fue expulsado tras una irresponsabilidad y el estadio enmudeció durante los minutos que quedaban. Etchenique dio 4 minutos más. Flandria seguía yendo. Montero cabeceó apenas afuera entre los dos centrales del local, un anticipo de lo que vendría después. Parecía que finalmente no se iba a dar lo que todos esperaban y que el partido iba a finalizar 4-3, pero en la última pelota de la tarde, Walter Díaz que, como dijimos, ya estaba parado como volante por izquierda, mandó un pelotazo cruzado, al que Aragón y Strelau corrieron de espaldas, perdiendo de vista el balón, que pegó en la espalda de Aragón y quedó muerta para que Lucho González meta un muy buen buscapié y que Montero, como si se tratara de Montenegro o de De Porras, coloque el pie de manera excelente para desviar la pelota y que vaya a dormir al fondo de la red de Pombo, que se tiró cuán largo es pero no llegó de ninguna manera. El milagro estaba concretado. Algo impensado hasta hacía 15 minutos. Bajo una lluvia que le dio un tinte más épico, más heroico a esa remontada histórica de Flandria.
Quedan muchas cosas por corregir, principalmente de mitad de cancha hacia atrás. Los números hablan por sí sólos. Flandria es el equipo más goleador del campeonato, junto a Los Andes, pero también es el más goleado. Pero por el momento, hay que quedarse con la entrega, las ganas y esos 4 goles en 12 minutos. Algo para escribir con letras... ¿Doradas? No, coloradas. Como el número 14 de Flandria que se vistió de héroe en Agronomía a los 49 minutos del segundo tiempo.
sábado, 21 de noviembre de 2009
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